Héctor era un hombre bastante alto, delgado , cuerpo atlético y tez morena ; su negra cabellera le caía sobre sus anchas y moldeadas cejas ; adornaban sus grandes y expresivos ojos una hilera poblada de onduladas pestañas que hacían difícil mantener su mirada; calzaba robustas botas de montaña y su atuendo recordaba el uniforme militar.
En su mano , desparchada, la cuerda con la que se suponía que tendría que llevar sujeto a su enorme perro.
Con voz tenue pero firme, le pidió disculpas a la mujer que le dejó sin palabras segundos antes, pues se quedó tan sorprendido por encontrarse entre aquellos parajes con semejante belleza, como por la reacción que dejó en ella la curiosidad de su animal. Se interesó por la niña acercándose a ella y acariciando su rubia y rizada cabecita .
Mientras los ánimos volvían poco a poco a su cauce , aumentaba el ritmo de la conversación entre las dos personas que acababan de conocerse; mientras, la niña volvía al lugar donde dejó su pequeño ramillete de flores , pues se disponían a volver a casa ; el perro jugueteaba en la orilla del río detrás de un pequeño pájaro que se acercó hasta el agua. Héctor acompañó a las dos mujeres en el camino de vuelta a casa de Anna, la conversación se fue haciendo muy amena hablando de la situación en que quedaría el valle con las nuevas reformas y lo que supondría este hecho para la localidad.
Mientras charlaban, no se dieron cuenta de que el camino de vuelta había llegado a su fin y no parecían tener prisa en despedirse pues tenían una conversación tan armoniosa que ninguno de los dos mostraba deseos de acabarla. A Anna se le ocurrió la idea de invitarle a cenar pues le apetecía tener a alguien cerca y charlar pues hacía ya mucho que no lo hacía, tan sólo conversaciones infantiles con su hija de quien estaba disfrutando al máximo. Héctor estaba aceptó encantado la invitación, se dispuso a ir a darse una ducha después de un largo día de trabajo y a dejar a su perro después de sacarle de su paseo diario. En una hora estoy aquí , le dijo a Anna apresurado por ir y volver cuanto antes pues tenía que hacerlo a pie, allí estaba todo tan cerca que no necesitaban vehículos para desplazarse.
Anna metió en el horno la cena y mientras se cocinaba se arregló un poco para la ocasión. No recordaba la última vez que lo hizo, quizá mucho antes de que su marido se fuera de viaje, no recordaba pero, necesitaba hacerlo, Anna era muy femenina y coqueta y en el fondo , además de madre, necesitaba sentirse mujer.
Ya había anochecido cuando tocaron a la puerta.
Anna se encontró frente a un hombre ...totalmente diferente. El joven muchacho que conoció horas antes a la orilla del río vestido de trabajo, se había transformado en el hombre más atractivo que había visto en muchísimo tiempo. Héctor se había presentado ante ella vestido con un elegante pantalón negro y una camisa blanca que resaltaba su piel abrochada hasta medio pecho, las mangas ligeramente subidas , bien peinado con el pelo aún húmedo por la ducha , con un aroma a perfume que la embriagaba y con una botella de vino en su mano. Le costó recobrar la compostura pues no esperaba encontrarse con una imagen multiplicadamente mejorada de aquel hombre , pues creía que era imposible mejorarla.
Se dispusieron a cenar en un ambiente cordial y relajado .
Bajo una conversación adulta y sosegada , llegaron a un extremo de intimidad en sus palabras, que parecía como si se conocieran de toda la vida. Él le habló de una parte de su vida de la que no estaba precisamente orgulloso , la cual, le resultaba extraño que saliera de su boca palabra alguna respecto a eso. Sorprendido de su acción , le confesó a ella que era la primera persona que le confiaba esto a parte de su psicólogo , nadie más sabía . Pensó, ¿ Cómo es posible que yo haya confiado algo tan mio a una mujer que hace unas horas acabo de conocer ? pero en ningún momento se arrepintió de ello, si lo había hecho es porque en realidad ella, merecía aquella sinceridad ; él sintió que ella era alguien especial y así se lo hizo saber. Pensó que algo que se escapaba a su razón , había hecho posible que se conocieran . Las cosas siempre suceden por alguna razón, ¿ la razón de ellos ? es posible que se necesitaran mutuamente pero eso ahora no importaba ...
Cuando se dieron cuenta, era bien entrada la madrugada...
CONTINUARÁ...
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