"En un rincón de mi alma"

"En un rincón de mi alma"
Ante todo,dar las gracias desde aqui a todo aquel que me deja un comentario en mi blog.Me animan a seguir adelante con el y procurar perfeccionarlo al máximo.Os puedo considerar mis amigos,ante todo.Gracias una vez más por estar ahí.

31.3.12

ALGO PARA RECORDAR - 2

  

Marta tenía tan sólo cuatro años de edad cuando su papá , Carlos,  tuvo que marchar a Australia por cuestiones de trabajo.
Se pensó en la idea de trasladarse allí a vivir porque era un contrato por unos años y tampoco la economía familiar  se podía permitir el lujo de rechazar dicha oferta , pues era un ambicioso proyecto el que le ofrecían : un aumento considerable de sueldo , un buen puesto en la dirección de la empresa  y  un reconocimiento   laboral importante, la verdad , era una fabulosa golosina para cualquiera.

  Anna estaba orgullosa de su marido y feliz por verle  tan ilusionado ante esta oportunidad  que se le había presentado en su vida y ni por un momento pensó en forzarle para nada que pudiera  estropear esta buena  nueva  para él; por otro lado , se intentó analizar la situación familiar...vivir separados o marchar con él.
Anna sólo pensaba en su hija a la hora de tomar una decisión y en el hogar que habían  construido para que ella creciera en el, arropada  por las  montañas del valle ,  levantarse cada mañana con el aroma fresco  y puro que les regalaba  un nuevo día, entre paz y armonía...no, no quería privar a Marta de todo este lujo que para ella representaba la naturaleza.

  Carlos partió un domingo  temprano , despidiéndose  de Anna mientras Marta dormía en su cuarto ,  prometiendo llamar  a su llegada a Sidney ( Australia ). Pasarían varios meses hasta  la vuelta a aquel mágico valle  donde  se encontraba su hogar. Muchos kilómetros de distancia  desde el norte de España hasta  esa isla en el  hemisferio sur de nuestro planeta.

  Anna intentó llevar su ausencia  con  la mayor entereza posible y sobre todo ante los ojos de su hija , Marta. Pasaron los meses y gracias a las nuevas tecnologías  de nuestra época, Carlos veía crecer  a su hija  a través  de la web cam de su ordenador; aunque fuera insuficiente para él, esto por lo menos le apaciguaba  sus enormes deseos de salir corriendo hacia  ellas que eran, la  única razón de su existir.

  Los  planes urbanísticos  del ayuntamiento de la localidad cercana al valle  donde residían Anna y Marta, habían puesto en marcha las obras  que tiempo atrás  habían sido aprobadas por el Estado . Se trataba del paso subterráneo del sistema de transporte ferroviario de alta velocidad. Las obras se llevarían a cabo muy cerca de allí  y la empresa  buscaba alojamiento para los trabajadores que  pasarían varias semanas   en aquel tramo , hasta  darlo  por terminado . Muy cerca de la casa de Anna, había un pequeño castillo restaurado hacía unos pocos años con fines turísticos y este era el lugar  idóneo para ubicar a un centenar de personas.

 Anna solía dar largos paseos con su hija a lo largo de toda la orilla del  rio , disfrutando de la inigualable compañía . En uno de estos paseos, decidieron sentarse  en  un apetecible sombraje ,  sacaron un pequeño picnic  y se dispusieron  a merendar  ante la mirada serena de una  pequeño   jilguero , que descansaba en la rama del  árbol en el  que Anna se apoyaba cuando oyó los pasos  de un animal,  que se acercaba olfateando el manjar   que  reposaba en la mantita  que protegía el alimento del picnic.
Anna se asustó  pues  vio aparecer un enorme perro  Pastor Alemán que se acercaba hasta ellas, se  puso en pie y corrió hasta la niña, que cogía flores  en la orilla del río.

Tras los pasos del perro, apareció ante ella la figura de un hombre. Era una figura masculina, alta y bien trazada de quien no pudo ver el rostro hasta que no se acercó hasta ella pues se encontraba de cara al sol,; salió  de entre las sombras  de  los grandes  árboles  que  la envolvieron a ella antes del sobresalto  por la presencia inesperada del aquel   temido perro. Ante tal escena,  esta misteriosa figura masculina, se acercó hasta Anna y su hija a quien tenía fuertemente abrazada, y se disculpó por  el susto que  le  causó el perro, su perro; este hombre era el dueño del Pastor alemán  que hacía un momento había hecho acto de presencia   ante la plácida estancia de las dos mujeres, madre e hija. 
Anna  aún sin palabras por el  sobresalto , escuchó las disculpas del hombre y  este , acto seguido se  presentó:
-Me llamo  Héctor, soy el arquitecto del grupo de trabajadores que se han hecho al cargo de este tramo del ferrocarril.



CONTINUARÁ... 

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